Aunque no abra la puerta.
Vanessa2025-01-31T00:19:17+00:00El sonido del timbre resonó como un eco largo en el pasillo vacío, haciendo que mi corazón se detuviera un instante. Frente a mí estaba la puerta: alta, de madera maciza, su superficie era
El sonido del timbre resonó como un eco largo en el pasillo vacío, haciendo que mi corazón se detuviera un instante. Frente a mí estaba la puerta: alta, de madera maciza, su superficie era
Álvaro llevaba una vida común. Profesor de historia, amante de los libros antiguos y el café fuerte, pero últimamente, sus noches estaban llenas de misterio. En sus sueños, vivía otra vida: una ciudad ultramoderna,
Daniel siempre había tenido una rutina ordinaria: café por la mañana, trabajo en una oficina anodina, y largas noches escuchando música en su pequeño departamento. Su vida giraba en torno a las canciones que
La fiesta en el Castillo de Chambord estaba en su mejor momento, las risas y la música alegraban los pasillos. Sophie se sentía un poco abrumada por el bullicio, pero la manera en que
A las 3:30 de la tarde, Mariana recibió la llamada que ya esperaba. Sabía que su cliente, Javier, estaba otra vez a punto de tomar una decisión impulsiva, como si con cada nuevo ciclo
—Mi amor, chiquita, ¿ya no quieres jugar? No puedo responder. La voz sale sin sonido, las palabras se quedan mudas, el dolor me ha dejado vacía. Creo que ya no siento nada. No siento
—¡Llévelo, llévelo! Me acerqué al señor que aparentemente vendía algo, pero con una gran duda: ¿qué vende? No parecía tener mercancía alguna ni letrero que describiera sus servicios. Así que le pregunté. —Vendo sueños,
Estoy dormida, estoy soñando. Hay muchas voces. No, no estoy dormida. No estoy soñando. No puedo moverme; mi cuerpo no reacciona, no me obedece. —Hola, señor. ¿Me escucha? Parece que solo yo puedo escucharlos.
Doctor, en realidad eso no es lo importante; usted mismo acaba de descubrirlo en el momento en que me quité el guante. Debo confesar que me da gusto verlo así, tan… calladito, y saber
No me había dado cuenta, pero estoy esquivando con pequeños saltitos las líneas del piso de la calle, como cuando era niña. Todo esto es como regresar a mi infancia, una y otra vez.