“Homo Sapiens” fue el término que utilizó el científico sueco Carlos Linneo para denominar a la especie humana hace más de 300 años. “Sapiens” fue la distinción entre un ser humano y un animal: “un animal racional”. En 1997 Giovanni Sartori propuso una nueva denominación de la especia humana el  “Homo Videns”, un ser humano para el cual las imágenes cobran mayor sentido y valor que la palabra escrita o hablada. Esta transformación de “Homo Sapiens” a “Homo Videns”, según Sartori se debía a la televisión.

Hoy cabe preguntarnos qué tipo de “Homo” somos con la influencia que tienen las redes sociales en la vida actual, sobre todo en la vida política.

Si me preguntan a mí, diría que somos una combinación de: Homo Inscius (ignorante), Homo Superare (superado) y Homo Maerens (aturdido).

¿Por qué?

Porque simplemente hemos sido superados por la cantidad de información a la que estamos expuestos.

Para darnos una idea de lo que sucede en un día normal en la red:

Se escriben 500 milliones de tuits.

Se envían 294 mi millones de  emails.

4 petabytes de información se crean en facebook.

4 terabites de información se crean de cada coche conectado.

65 mil millones de mensajes se envían por WhatsApp.

Se hacen 5 mil millones de búsquedas.

El exceso de información no nos está volviendo personas más informadas, nos está superando y por lo tanto confundiendo y desinformando. Somos más ignorantes que antes porque al tener más opciones, más fuentes, más puntos de vista y sí más noticias falsas, más especulaciones, más opiniones a la mano, se convierte en una labor titánica para el cerebro procesar la información y decidir qué información tiene la “calidad” para tomarla en cuenta y cuál no.

Como parte de una “defensa” del cerebro, desechamos lo que no encaja con lo que ya pensamos. Es por eso que hoy, más que nunca, es difícil convencer a alguien de cambiar de opinión. Más información, más datos duros no necesariamente nos llevan a convencer a alguien, de hecho podemos saturarlo más y hacer que cierre la opción de escuchar: polarizando una plática o una discusión.

¿Qué sigue?

No lo sé, pero lo que me queda claro es que tenemos que descubrir una manera de filtrar, sin censurar, la información que se produce en las redes sociales y no, no me refiero a las mañaneras. No se me ocurre un ejercicio más antidemocrático que un gobierno exhibiendo ciudadanos por sus comentarios en redes sociales y más cuando ese gobierno ha encabezado la “infodemia” con sus otros datos y frases que pasarán a la historia por sus consecuencias trágicas, por ejemplo:

….contra el coronavirus, es de gran ayuda “estar bien con nuestra conciencia”