Hace algunos años una película, por demás controvertida, se estrenó a nivel mundial: Pulp Fiction de Quentin Tarantino. No exagero si digo que fue una película que marcó un hito en la manera de presentar la violencia en la pantalla grande.

En 1994 un director de cine nos dijo que se podía matar a sangre fría en la pantalla grande sin provocar repulsión en el público, anticipándose a lo que venía: un gran cambio de valores en la humanidad.

La película que fue premiada con la Palma de Oro, el máximo galardón otorgado en el Festival de Cine de Cannes,  se convirtió en un referente para críticos y rápidamente se posicionó como la favorita de un segmento del público que esperaba más películas del director con gran entusiasmo.

Si bien es cierto que no fue la primera película de Tarantino y tal vez no es ni la mejor ni la más violenta, si fue la más taquillera y comentada.

Recuerdo una clase de cine en la que hacíamos un análisis sobre la composición utilizada por Tarantino en diferentes momentos de la película. Tratando de encontrar el propósito y el significado de algunas escenas y de algunos elementos nos detuvimos a contar experiencias personales en el cine: la gente mayor se salía del cine con algunas escenas e iban realmente escandalizados.

No me voy a ir más lejos, mis papás se salieron del cine recién empezada la película y recuerdo varias sobremesas en donde salía el tema y yo les decía: es una sátira, se está burlando, se vale reírse. Mis papás simplemente no lo entendieron ni yo a ellos.

Hoy mi visión ha cambiado.

8:58 AM · Jul 12, 2024

Abro X y leo un tuit de Pascal Beltrán del Río:

“Un turista brasileño que pasaba por el barrio de Castro, en San Francisco, es atacado por un hombre vestido de pirata y armado con un soplete. Dos nudistas llegaron a salvarlo.”

Y lo primero que me viene a la mente es que el siguiente tuit podría ser uno de Travolta bailando y me río… me río de algo que es penoso, patético y solo muestra la descomposición social en la que vivimos y cómo la hemos aceptado al grado de encontrarla “graciosa”.

Más de 24 horas pasaron y empecé a escribir este texto con la firme convicción de no volver a normalizar la decadencia social y de escribir aunque sea una frase, un comentario cada vez que pueda para, por lo menos, hacerlo notar.