No conocí a mi abuela paterna, pero las historias alrededor de ella siempre me acompañaron. Con siete hijos propios y siete abonados (del primer matrimonio de mi abuelo) ¿cómo van a faltar las historias?.

Mi abuela se casó “ya mayor” para las costumbres de esas épocas. No creo que haya sido una historia de amor con mi abuelo de la que se pueda contar mucho. Se casó con el papá de su mejor amiga recién enviudado. Mi abuelo con siete críos creciditos y siendo un caballero del siglo antepasado, no creo que sobreviviera solo, así que no tuvo más que hacer un pequeño “casting” entre las visitas de casa.

Para mi abuela “que se andaba quedando a vestir Santos” también era un buen trato, salía de la soltería y se las arreglaría con la descendencia de ambos: 14 en total.

Historias es lo que más hay en una familia tan grande y una de las favoritas es en el lugar más épico de cualquier familia mexicana: la cocina.

Cuentan que mi abuela era una excelente cocinera, pero sobre todo dedicada como no ha existido otra (bueno las historias las cuentan sus hijos). No puedo diferir y menos después de saber que empanizaba los chícharos de uno en uno… ¡para toda la tropa!

Ya se empiezan a imaginar de qué murió.

Como buena cocinera, el tesoro más preciado a su muerte fue su cuaderno de recetas. Nadie lo vio por más de 20 años. Su hija más chica lo tenía literal: secuestrado.

Un poco antes de casarme, en un viaje familiar, se me acercó mi tía y me dijo: te voy a prestar el cuaderno de recetas de mi mamá para que le saques copias.

¡Jesús! Pensé que se iba a morir y no estoy bromeando, tenía un cáncer complicado en ese entonces y compartir ese tesoro, tan bien guardado, no podía más que ser señal de su deteriorado estado de salud.

Mi tía sigue viva y yo descubrí en ese cuaderno un secreto familiar: el cuaderno no era de ella, era de su mamá.

Abrí la primera hoja…

Pollo a la naranja

  1. Atrápese al pollo
  2. Mátese al pollo

receta

¿Qué? ¡Me dieron un cuaderno de santería! Pues no, pero en los avanzados 1800 se acostumbraba criar, matar y desplumar a los pollos antes de cocinarlos y las recetas lo mencionaban tan familiar, como hoy especificar que la leche de vaca se puede sustituir por leche de almendras.

Nunca pensé que volvería a leer esa receta, pero hoy siento una ventaja competitiva en tener un recetario que explica cómo desplumar un pollo antes de cocinarlo. La cuarta transportación me llevó a casa de mi bisabuela y no lo estoy disfrutando.