El (ahora) llamado neoliberalismo, que no es más que una sociedad de consumo que ha ido evolucionando, ha sido cuestionado por sociólogos, economistas, filósofos, etc. que han reflexionado, escrito y señalado (con mucha razón) los “contras” de este sistema económico que ha trascendido e impactado a nivel social y cultural. Marcuse (filósofo) habla del “pensamiento unidimensional” al que nos arrastra el consumismo. Sociedades manipuladas que pierden de vista las necesidades individuales por las necesidades impuestas por los grandes imperios comerciales; por supuesto que no es un tema que se deba descartar, sin embargo, hoy podemos decir que este “pensamiento unidimensional” impuesto no puede ser peor que un pensamiento único alimentado por el ideal, los sueños, recuerdos, añoranzas o necesidades de una sola persona. La “Gran Macuspana” que existe en la cabeza del presidente no es México y la peor parte es que no resuelve ninguna de las necesidades primarias de un país con una gran historia de desigualdad.   

Comer tlayudas, construir o comprar refinerías, defender los usos y costumbres de los indígenas por crueles e inhumanas que sean. Todo esto más que ser parte de una transformación planeada para el bien de los más vulnerables, responde a los sueños de un hombre. Sueños sin sustento en donde es él el protagonista, el héroe y El Salvador de una nación.

Que ¿los españoles nos pidan perdón? Pero si fueron ellos los que trajeron el queso de las tlayudas que tanto presume.

Andrés olvida, acomoda, compone las cosas para alimentar el rencor y así mantener el apoyo de los que se sienten agraviados.

Tenemos que empezar por aceptar que los Aztecas, Mayas, Tarahumaras, etc. han vivido junto con los españoles y mestizos en México un proceso de transculturación que es irreversible.

Nuestro México de las quesadillas con queso y sin queso (independientemente de la colonización) es un gran país que ha llevado su gastronomía a todo el mundo; sin necesidad de que nos recuerden que debemos de comer tlayudas: en un afán de romantizar unos orígenes que se han ido diluyendo con la influencia de otras culturas.

No, no tenemos porqué sentirnos mal de comer pizza un día. Y sí tenemos razones para sentirnos orgullosos de nuestra comida, la actual, el fruto de nuestra historia con Conquista e influencia de otros países. Porque restaurantes como Pujol, del chef Olvera ha figurado en la lista de The World’s 50 Best Restaurants en sus últimas ediciones. Y chefs como Carlos Gaytán que ha aportado un mayor reconocimiento a la historia culinaria del país, convirtiéndose en el primero de los chefs mexicanos con estrellas Michelin.

La “Gran Macuspana” es un lugar lleno de rencor, en donde la historia se acomoda para hacer sentir “al pueblo” como víctima eterna y así generar simpatías con la víctima por excelencia de este país: Andrés.

Si Morena conserva la mayoría en las cámaras, México no será Venezuela ni Cuba. México perderá la incipiente democracia que con mucho trabajo ha construido para poder cumplir el sueño de un hombre: la “Gran Macuspana”. Ese país sin más ley que la palabra de un hombre. Ese país en donde se invierte en estadios de béisbol o refinerías en vez de comprar medicamentos para los niños con cáncer o pagar tratamientos para las mujeres con el mismo padecimiento.

La “Gran Macuspana” no tiene lógica, ni principios, porque es el sueño de un hombre: uno muy trastornado.