La política se puede definir de muchas maneras, en su definición se refiere a lo público y en ciencia política a la manera en la que actúa un gobierno frente a determinados temas.

Pero son términos y definiciones que “limitan” lo que en realidad es muy amplio.

En menor o mayor grado todos entendemos la política y participamos en ella, aunque sea de espectadores. Es parte de la vida diaria.

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.” Groucho Marx

Por otro lado tenemos la ciencia.

“Se denomina ciencia a todo el conocimiento o saber constituido por una serie de principios y leyes que derivan de la observación y el razonamiento de un cúmulo de información y datos, los cuales son estructurados sistemáticamente para su comprensión.”

Al igual que la política la ciencia es parte de nuestro día a día y cada una tiene su función. La diferencia más grande entre ambas es, quizás, que en la ciencia los datos se utilizan para llegar al conocimiento. En política para modificar los conocimientos o realidades.

Por eso la ciencia y la política casi nunca se llevan bien. Son de alguna manera antagónicos.

En este gobierno se han tomado decisiones que requerían ciencia con política: la pandemia, Pemex, el aeropuerto de Texcoco y Santa Lucía por mencionar algunos. En estos y otros casos tenía que escuchar a los expertos, los estudios, dictámenes y toda esa información que, tristemente, estaba disponible.

Las personas que apoyan al régimen, han optado por hacer lo mismo: creer en la política como si fuera ciencia y desechar la ciencia.

Las cifras, las estadísticas, los números y los expertos han sido sustituidos por política.

Es y será muy complicado que algo bueno salga de aquí porque han confundido la gimnasia con la magnesia.