“Voy buscando un amor que quiera comprender

La alegría y el dolor, la ira y el placer

Un bello amor sin un final que sobreviva al bien y al mal

Es más fácil encontrar rosas en el mar

Rosas en el mar

Rosas en el mar

Voy buscando la razón de tanta falsedad

La mentira es obsesión y falsa la verdad

Qué ganarán, qué perderán, si hasta los dioses caerán

Es más fácil encontrar rosas en el mar

Rosas en el mar

Rosas en el mar

Voy pidiendo libertad y no quieren oír

Es una necesidad para poder vivir

La libertad, la libertad, derecho de la humanidad

Es más fácil encontrar rosas en el mar

Rosas en el mar

Rosas en el mar

Rosas en el mar

Rosas en el mar”

Hoy mis letras son mitad reflexión, mitad homenaje, así como Rosas en el mar fue para Aute mitad una canción de protesta, mitad una canción de amor.

La escribió en España en 1976, era un homenaje a la Revolución Cubana que no podía dejar de lado el amor: era Aute.

Mi reflexión hoy a los ideales, mi homenaje: a Aute, al amor.

“¿El amor es la respuesta?

Es la única respuesta… Nada es seguro hoy. Estamos al albur de la intemperie. Lo único seguro es tener a alguien al lado con quien no sentirse solo. Es muy importante no sentirse solo. Es uno de los elementos que construyen eso que llamamos amor.”*

Tal parece que la crisis económica que viene será algo como vivir en la posguerra; me preocupa pasarla pero me emociona lo que viene después. Siempre las reconstrucciones son buenas, hay que reinventarse, hay que superarse. No sé, no sabemos quiénes lo van o lo vamos a vivir. No sabemos cómo, pero me emociona pensar que nuestros hijos pueden construir algo mejor que lo que hay o lo que había si somos realistas y aceptamos que nuestra vida como existía ha terminado.

Mis inquietudes van en algo que creo tenemos la responsabilidad de construir en este camino de destrucción previo a la reconstrucción: los ideales.

¿Qué ideales tienen hoy los niños, los jóvenes?

No soy de las personas que tienen idealizada la Revolución Cubana, pero como en muchos temas de la vida, no solo comprendo porque Aute escribía Rosas en el Mar a modo de celebración: yo también lo celebro. Lo hago porque ese joven estaba lleno de sueños, de ideas, de la motivación de un mundo más justo, lo que pasó después no es mi tema hoy.

Me lo puedo imaginar: un joven de 33 años, un año después de morir Franco y con él la dictadura en España. No puede haber un sueño más hermoso que el de un hombre idealista pensando en la libertad por un lado, en la igualdad por el otro.

Podremos o no estar de acuerdo, porque además, ya nos sabemos el final de la historia. Pero Aute como muchos jóvenes españoles y de todo el mundo, construyeron un futuro con ideales. Eso es lo que no veo hoy. La destrucción ha llegado cuando nuestros jóvenes estaban en una aparente  “zona de Comfort ideológico”. Muchos a disgusto, muchos deprimidos, muchos simplemente se habían conformado. Pero la apatía reina.

Muchos de los jóvenes y no tan jóvenes de hoy simplemente han huido de cualquier tipo de compromiso: un trabajo fijo, una casa, una familia, etc. Pareciera que a cualquier tema que implique compromiso le dan la vuelta. Hemos llegado a ese punto en donde no será tan fácil. Para sobrevivir y reconstruir, tendrán que comprometerse: con un trabajo, con un país, con algún ideal.

Estamos aquí en donde los que tenemos jóvenes y niños en casa, tendremos que sembrar la semilla de los ideales en ellos. De otra manera no veo qué puedan construir.

La reflexión tendrá que ser de cada uno de nosotros ¿qué semilla queremos que germine? Un mundo más libre, un mundo más justo, un mundo con igualdad de oportunidades. O algo más romántico tal vez; un mundo con más arte, con más naturaleza, con más amor.

“Escribir, pintar o grabar con la cámara no son actividades profesionales sino mi forma de vivir.”*

¿En dónde nos perdimos?

El año en el que nací sucedió eso que motivó a Aute a escribir Al Alba:

“Si te dijera, amor mío,

Que temo a la madrugada,

No sé qué estrellas son estas

Que hieren como amenazas,

Ni sé qué sangra la luna

Al filo de su guadaña.”

Aute rememora en sus palabras las últimas ejecuciones realizadas en el franquismo y más concretamente, las del 27 de septiembre de 1975.

Sus palabras, sus letras una a una duelen. Nosotros hemos normalizado la violencia. Hemos dejado que se nos olvide lo más importante: la vida.

Es tiempo de sembrar, pero antes de reflexionar. Tenemos que dejar de morir y de matar para obtener objetos. Tenemos que ser mejores que eso.

*(Entrevista publicado por la Revista Osaca, en la edición del 27 de marzo al 2 de abril de 2010)