“Alicia entró en un País

de Maravillas que su creador conocía muy bien”.

John Todd Canadian Medical Association Journal.

Hace algunos años en una pequeña investigación que hice sobre migraña me encontré que personajes como Lewis Carroll el autor de “Alicia en el País de las Maravillas” la padecía. El tipo de migraña que aquejaba a este famoso escritor es la migraña con aura, que se caracteriza por dolores acompañados de trastornos sensitivos, es decir, en los sentidos.

Dicen que también Van Gogh la padecía y la manera “alterada” de la realidad que él percibía era lo que pintaba. Al conocer las características de este padecimiento es mucho más fácil comprender el origen de su inspiración: la realidad momentánea por la que sus crisis de migraña los llevaban. También así se podría explicar que Van Gogh se cortara una oreja, por extremo que parezca.

Podemos encontrar otros personajes históricos a los que se cuestiona por la influencia que pudo tener algún padecimiento en sus decisiones, uno de ellos es Hitler. Según un estudio publicado en World Neurosurgery, Hitler podría haber padecido Párkinson. Al ser una enfermedad crónica degenerativa del cerebro, como todas las demencias, los investigadores han cuestionado si su condición habría afectado las decisiones que tomó en algún punto de la historia.

Así podemos encontrar también a un médico que participó en la eutanasia infantil de los nazis que padecía un síndrome que ahora lleva su nombre: Asperger, un tipo de autismo. Hablando de autismo, hace unos años se publicó un artículo con los resultados de una investigación que resultó por demás controvertida: los investigadores de la Universidad de Glasgow se preguntaron qué había en las mentes de los asesinos en serie y encontraron que:

“La combinación de problemas de salud mental, desde autismo hasta lesiones en la cabeza con trauma psicológico, puede conducir a delitos violentos.”

Un porcentaje significativo de los criminales en serie que estudiaron padecía autismo. Por supuesto y con razón, una parte de la sociedad se indignó y se preocupó por la publicación de los resultados. Al igual que con la migraña, NO todas las personas que la padecen serán unos grandes artistas o escritores, pero sí se puede causar un estigma social. Sin embargo la investigación no se puede ignorar del todo, bajo ciertas condiciones específicas, el autismo o un trauma en la cabeza podría ser un factor de influencia en los asesinos en serie.

Según los expedientes de la CÍA muchos de los políticos, en especial los dictadores padecen trastornos, por ejemplo Vladimir Putin padece autismo. Y entonces viene una pregunta interesante: ¿por qué le damos tan poca importancia a la salud física y mental de los políticos si eso los podría hacer potencialmente más “peligrosos” que una persona que no los padece?

Me lo pregunto porque cada vez podemos encontrar más información sobre los dictadores y genocidas que ha habido en la historia y toda nos lleva a decisiones tomadas desde una realidad distorsionada por enfermedades como el Párkinson o la migraña o de trastornos como puede ser el autismo.

¿No nos ha enseñado la historia lo suficiente con dictaduras dolorosas y genocidios como para exigir que nuestros líderes y gobernantes se sometan a un examen físico y psicológico antes de tan siquiera competir por un puesto de jerarquía?

¿Acaso no merecemos que nos gobierne alguien que vive en este país y no “en el país de las Maravillas”?