Hoy mi distinguida colega y yo les vamos a platicar de matemáticas y de redes, de cosas que maravillan y que dan miedo. Para empezar, vamos a hablar de un término matemático que es bien conocido en nuestro lenguaje diario: el Algoritmo. Los algoritmos se usan por todos lados en ciencias computacionales. Y bien, ¿qué es un algoritmo?

Un algoritmo es simplemente una receta de cocina para hacer un pastel de chocolate; esto es, una serie de pasos. Uno, se mezcla la harina con agua; dos, se baten los huevos con el chocolate; tres, se hornea la masa y así (podrán darse cuenta de que no sé hacer pasteles).

Ahora bien, eso es una receta genérica. Hay recetas más “inteligentes” que toman en cuenta que hay personas con diferentes gustos y necesidades. Una receta se va haciendo más inteligente si va haciendo preguntas en cada paso. ¿Eres diabético? Sustituye el chocolate por cacao endulzado con maguey. ¿Eres vegano? Sustituye el huevo por… um, ¿huevo de soya? No tengo ni idea de hacer pasteles, ya les dije. Pero el caso es que un algoritmo así, está diseñado para cumplir con las necesidades específicas de muchas más personas.

Los algoritmos que tenemos hoy en internet son otro cantar: son la misma idea básica pero mucho más sofisticada, porque toman en cuenta los gustos de millones de personas que se mueven por la red, visitando sitios de todo tipo y dejando una “huella digital” que los define. Esta información se comparte de sitio en sitio y el resultado son anuncios personalizados, ya sea que estés visitando FB o el NY Times. Es como si fueras a cualquier pastelería de tu país y al entrar te dijeran, “aquí tenemos un pastel de chocolate sin gluten, con extra crema, con grosellas y rambután, sin fenilalanina y apto para dieta paleo.” Así el nivel de detalle.

Si pasamos a las redes sociales y en especial Twitter, los algoritmos son igual de sofisticados y te ofrecen el producto exacto que buscas, que en este caso no son pasteles, sino opiniones. Twitter, igual que Google, privilegia publicaciones con criterios de relevancia general (likes y reproducciones), así como relevancia específica (tus propios likes e interacciones), lo que da como resultado una serie muy específica de cosas en tu feed.

Todo eso seguramente es técnicamente una maravilla. Y ahora para la parte del miedo…

algoritmo

Voy a empezar este texto agradeciendo a Alfonso Araujo que haya aceptado escribir conmigo.

Después de su explicación de lo que es un algoritmo, me voy a hacer una pregunta: los ciudadanos ¿sabemos tuitear?

Y no me estoy refiriendo a los contenidos, al final una cuenta, de cualquier red social, es personal y cada quién escribe lo que quiere. Me refiero a aquellos que de alguna manera queremos alzar la voz para que se escuchen nuestras demandas.

Pues veamos, el algoritmo de twitter no es público por razones obvias, sin embargo, periódicamente los especialistas en el tema hacen pruebas para sacar conclusiones sobre lo “que mejor funciona”. Así sabemos que los videos tienen mayor impacto que el texto y las imágenes. No es de extrañar que cuentas que suben muchos videos (no tienen que ser propios) tienen mayor número de seguidores y de likes en sus publicaciones.

Recordemos que son redes sociales y la mayoría de las personas están buscando contenidos sencillos de entender. Por eso, mientras más básico sea tu lenguaje y tus razonamientos, más “entendible” se vuelve. También sabemos que no todo son los likes, los RTs y comentarios cuentan en un tuit, que las cuentas verificadas tienen mayor alcance y así otras cosas.

Hay un error que hemos estado cometiendo durante meses: le hemos hecho el juego al gobierno. ¿Cómo? Creciendo sus cuentas. Si cada vez que Andrés o algún miembro del gobierno publica algo lo comentamos: les hacemos el trabajo. Logramos que tengan una difusión que no lograrían solos.

Me di a la tarea de hacer un pequeño experimento, para que se pueda ver claramente el impacto de los comentarios en un tuit.

Un tuit con más likes no es necesariamente un tuit con más alcance, el algoritmo de twitter favorece las interacciones, pero en este tercer ejemplo que les voy a poner, se preguntarán ¿por qué tiene más impresiones un tuit con menos interacciones que el primero?

Por las personas que interactúan contigo. Si ellos tienen muchos seguidores, sus seguidores verán los rts, comentarios y hasta likes.

Así que cada vez que comentamos en las cuentas del gobierno pensando que estamos haciendo una crítica que será escuchada, probablemente lo que estamos haciendo (más) es decirle a twitter que lo que postea esa cuenta es interesante y en consecuencia le dará más difusión. Esto se traduce en más impactos, más likes, rts y seguidores para esa cuenta.

En pocas palabras, le estamos haciendo gratis un trabajo por el que marcas, políticos y demás pagan mucho dinero: difusión.

Hoy más que nunca cabe el dicho:

“Nadie sabe para quién trabaja”.