Tal pareciera que el mundo ha regresado a la polarización de la Guerra Fría, esa que dividía al planeta en dos bloques políticos, independientemente de lo que los ciudadanos de cada uno de los países quisieran o pensaran al respecto. Según el historiador Odd Arne Westad, la Guerra Fría no fue solo una lucha por el poder geopolítico, sino también por el control ideológico, y sus efectos todavía se sienten en las actuales divisiones globales.
Hace apenas un par de décadas, la globalización se presentaba como un cambio de paradigma que traía consigo la idea, algo utópica, de hacer del mundo una gran aldea interconectada. El auge del internet, las redes sociales, los teléfonos inteligentes y demás, nos llevó de pronto al baño, la sala, la cama, a la privacidad de millones de seres humanos. Como afirma Anthony Giddens, la globalización está creando una aldea global en la que todos podemos estar informados sobre lo que sucede en cualquier parte del mundo, pero a menudo a costa de nuestra privacidad y nuestra capacidad para controlar la información que recibimos .
La pandemia lo agudizó. El exceso de tiempo en casa y en línea nos llevó a exponernos demasiado al mundo digital, ese que nos impone parámetros cada vez más inalcanzables, situaciones más complejas y responsabilidades que no todos queremos o podemos asumir. Sherry Turkle describe este fenómeno como una “conexión solitaria”, donde la sobreexposición digital nos aleja de la auténtica interacción humana .
Sí, todos sabemos que los multimillonarios existen y viven con excesos, pero las redes sociales nos han llevado día a día, y no como un evento aislado, a sus guardarropas, a sus viajes, a sus mansiones, a sus yates… a su intimidad.
Todos sabíamos de los excesos de los gobiernos, de los abusos narrados por cientos de personas en países con democracias fallidas o declaradas dictaduras, pero hoy podemos ver en tiempo real cómo secuestran a una activista venezolana o cómo golpean a un ciudadano hasta casi matarlo solo por protestar.
Todos sabíamos del viejo conflicto en el Medio Oriente, pero hoy podemos ver a las víctimas de un lado y del otro suplicar, llorar, sangrar, como si fuera la humanidad misma la que sangra.
La polarización está en gran medida manipulada por bloques de países que nos han enseñado todo lo que menciono en los ejemplos anteriores con la finalidad de hacernos “tomar un bando”, influir en nuestro círculo, y al final, tener posturas radicales que los colocan a ellos en situaciones de poder. La manipulación de las opiniones públicas a través de la desinformación y la propaganda ha sido una herramienta clave en la política internacional moderna, exacerbada por la rapidez y alcance de las redes sociales .
No quiero poner una bandera de Palestina o de Israel en mis perfiles de redes sociales, como si solo fuera capaz de ver y condenar la muerte, la violencia o la injusticia en un lado, porque no es cierto. Tengo, como muchísimas personas, la capacidad de discernir y condenar lo que está mal en ambos lados. El problema es que nos han dividido tanto que nos hacen pensar que solo se puede estar de un lado.
Creo, y lo creo de corazón, que ha llegado el momento de retroceder un poco. Tenemos que recuperar la intimidad del individuo, la espiritualidad, las ciencias y los valores personales. Debemos reagruparnos desde los núcleos pequeños; debemos dejar de ser masas para dejar de ser manipulables, polarizados y divididos.
Las próximas décadas deberían ser de introspección, de la recuperación del individuo y su privacidad. Como señala Shoshana Zuboff, la recuperación del individuo en la era digital implica redescubrir el valor de la privacidad y la capacidad de resistir la constante invasión de la vida privada por parte de la tecnología .
Que mayor privacidad que la de las ideas, y pensamientos alojados en la mente, Vane?
Yo feliz leerte desde la privacidad de mi casa en Florida, o un parque publico en Oklahoma, gracias a la tecnología que me ha acercado a mi cultura natal, y personas con una gran capacidad literaria y enriquecedora.
Gracias, y animo.
Gracias por leerme!
Excelente comentario.
Si bien la tecnología ha cerrado brechas en cuanto a comunicación (buena o mala), la realidad es que ha desarticulado al engranaje colectivo en el mundo real para reducir al individuo a un entorno virtual (que no siempre refleja la realidad) y aislacionista, donde se vuelve vulnerable a la enajenación, a perder la referencia de los contrapesos (necesarios para análisis y conclusiones) y a perder la noción de solidaridad entre entes de la misma especie (la cual es básica para la evolución en las especies gregarias como los humanos).
El mal uso de la tecnología con fines propagandísticos y manejo de conciencias es casi el sueño húmedo de los ideólogos, por su mator alcance en el menor tiempo de ejecución.
Saludos
Gracias por leerme!
Gracias por leerme.
Muy bueno y muy cierto. Saludos Vane
¡Muchas gracias!
Yo no coincido en que la polarización sea consecuencia de la globalización. Sin embargo, sí considero que la polarización es producto de una fácil manipulación dada la enfermedad del siglo: El déficit de atención.
Aunque suene extraño, el déficit de atención es justamente el culpable de que la gente caiga en la trampa de vivir por y para el entretenimiento de corto plazo y con alto consumo, esto es, contenido audiovisual que difícilmente supera el minuto (típicamente entre 15 y 20 segundos), sin oportunidad de profundizar en el mismo o razonar sobre su validez, dado que su interés es pasajero y ya se está consumiendo otro producto igual de superficial.
Manifiesto de la falta de concentración es la evidente muerte de la literatura y la música. Se suele decir en broma que existen más escritores que lectores, algo que tal vez no esté ya muy lejos de la realidad. Por otro lado, el gran volumen de producción musical observado entre los 70’s a los 90’s contrasta con el eclipse actual ante un público que ya no compra dicho producto. La única actividad artística que sobrevive es el cine… y está muriendo por la misma razón: Déficit de atención.
Ante un escenario donde la gente ha hecho a un lado la oportunidad de razonar, el ser humano se ha hecho presa fácil de una atmósfera rica en mitocracia, donde el morbo es atractivo para polarizar y tomar un bando. Películas que parecían exageradas hace 20 años como Idiocracy o más recientes como Don’t Look Up!, se ven hoy más cercanas a una triste realidad.
Hace 9 años, escribí un poema que intitulé Luto a la Inteligencia, como crítica a mi comunidad por elegir como gobernante a un conocido y reconocido gatillero, con muchos muertos y robos a la vista de todos. En un espíritu fascista, amigos y familiares me atacaron e insultaron por mis letras, donde exponía, entre muchas cosas, que grandes plumas como Verne o Gabilondo simplemente habían sido olvidados. Hoy, que la cordura medio regresó a mi tierra y todos aquellos que me agredieron, hoy me dan la razón, veo con tristeza que efectivamente las nuevas generaciones desconocen el gran trabajo de los dos literatos anteriormente citados.
La apariencia de una nueva Guerra Fría con su par de bloques hegemónicos por ideología, hoy tiene un enfoque diferente, ya que no es un modelo económico lo que se discute, sino las estúpidas ganas de pelear per ser, como el triste enajenamiento que se vivió durante la paz armada, esas décadas previas a la Primera Guerra Mundial.
Hola Jesús gracias por tu comentario, creo que no fui clara, en el primer párrafo puedes leer: la polarización de la Guerra Fría, no de la globalización.
Gracias por leerme.
Gracias por compartimos tus reflexiones. Muy de acuerdo con ellas. Espero y algún día, la humanidad pueda superar esta difícil etapa que hemos estado viviendo los últimos años. Saludos!🙏
¡Muchas gracias!
Excelente.
¡Muchas gracias!