Estoy dormida, estoy soñando. Hay muchas voces.
No, no estoy dormida. No estoy soñando. No puedo moverme; mi cuerpo no reacciona, no me obedece.
—Hola, señor. ¿Me escucha?
Parece que solo yo puedo escucharlos. La luz es tan fuerte que no alcanzo a distinguir dónde estoy. Huele a hospital. Hace frío. Estoy desnuda y, sí, creo que estoy en una plancha de cirugía.
—¿Es este un hospital?
Es duro y frío; tiene que ser metal. Puedo mover un poco los dedos de los pies y las manos: definitivamente estoy en un quirófano. Son inconfundibles.
—Comencemos con la autopsia.
Tas morida
O no…
Llegado el momento, la resignación y el terror se conjugan en un trago amargo difícil de tragar. La plancha de la necropsia es definitivamente fría, a diferencia de la mesa del quirófano, que promete algo.
;)
Tenebroso tu artículo, abrazo Vane
Es un cuentito. ;)
Anonadado!!!!!
Ay, bueno gracias por leerme.
¿Realidad alternativa?. Sigue escribiendo
Puede ser. ¡Gracias por leerme!
Es increíble como con tan pocas palabras nos haces recorrer todo un laberinto de sensaciones y pensamientos. Felicidades
Gracias por leerme!